ANTI-TURISMO PARA UN TURISMO SOSTENIBLE
- Arnulfo Urrutia M
- 17 may 2016
- 2 Min. de lectura

“Les pedimos a las Tour-operadoras que nos incluyan en sus propuestas de recreación, para tener más visitantes que conozcan estas bellezas de la naturaleza norteña.”
(La TV, muestra la imagen de una estupenda cascada y senderos llenos de verdor y paz.)
–Insensato – Pensé. ¿No te das cuenta que mientras menos visitado estén esos sitios, más puros, limpios y generosos se mantendrán esos ríos y cascadas? ¿Quieres que suceda lo mismo que con el Salto de Estanzuela?
El dinero que dejan las visitas masivas de turistas, jamás compensará la huella ecológica que dejan a su paso. Debe graduarse la cantidad de personas que puedan visitar un sitio turístico al mismo tiempo. ¿Acaso a un teatro con 500 butacas se permite que entren mil personas?
También podrían normarse las condiciones de vida y consumo dentro de esos paraísos aún no destruidos por el deseo de acrecentar las cuentas bancarias y gritar que han alcanzado el “éxito”.
A continuación algunos ejemplos de normas posibles:
Cero botellas plásticas, platos y otros utensilios descartables
Latas y envases de vidrio depositados en sitios apropiados
El agua purificada únicamente en botellones que maneje el centro turístico
Vehículos a prudente distancia de los ríos y ojos de agua
Expulsar a quienes tiren desechos no biodegradables en la propiedad
No permitir contaminación por ruidos innecesarios (Ej: música con alto volumen)
Preservar las construcciones, muebles y utensilios típicos de la región
Quienes conserven la naturaleza en su más simple y la vez compleja originalidad, estarán conservando riquezas que no se pueden comprar ni crear con dinero. Es riqueza de vida.
Quienes se integren al entorno, quienes dejen de ser turistas de pacotilla, quienes ejerzan cierta especie de anti-turismo, crecerán como personas y harán crecer a quienes les alojen dentro de esos paraísos que aún tenemos.
Chiquilistagua
Mayo 2016
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